En España, según la app Fintonic, las mujeres gastan una media de 37€ al mes en productos y tratamientos de belleza, cerca de un 22% más que los hombres los cuales hace 10 años consumían un 40% menos que ellas.
Esto nos conduce a la siguiente reflexión de Nerea Pérez de las Heras, autora de Feminismo para Torpes:
“Las mujeres son las que gastan más que los hombres, aunque la compras de productos para la estética masculina han ido en aumento en los últimos años. Algo interesante es que la publicidad referente a la cosmética de ellos, no está enfocada en el sufrimiento sino en el hedonismo”.
En otras palabras, Nerea explica que históricamente la identidad de las mujeres siempre se ha apoyado en su belleza y en la aprobación de los demás. Una mujer debía cuidarse por obligación. En cambio, el hombre nunca ha tenido esa responsabilidad, siempre que decidía cuidarse habría sido por puro placer, sin presión social.
Como parte de esta sociedad, debemos reconocer la estructura patriarcal sobre la cual sobrevive aún hoy en día el mito de la belleza y, como profesionales del sector de la belleza, tenemos la responsabilidad de reformular este asfixiante mito desde dentro sin olvidarnos, a su vez, de hacerlo rentable.
El hombre ya es un potencial cliente en un centro de estética y por ello las y los profesionales del sector debemos conocer sus particularidades dermatológicas con el fin de poder diseñar, vender y ejecutar tratamientos de belleza enfocados en ellos. Así como los tenemos enfocados a ellas.
¿Qué diferencias dermatológicas encontramos en la piel de un hombre respecto a la piel de una mujer?
- La piel masculina es un 25% más gruesa que la femenina
- Disfrutan de una mayor producción de elastina. Poseen mayor elasticidad hasta los 30 años que las mujeres.
- Por motivos hormonales, la piel masculina realiza una mayor secreción sebácea por lo que las arrugas tardan más en aparecer.
- A partir de los 30 años, la degradación de la piel de los hombres es mucho más rápida. Se acelera la pérdida de elasticidad y secreciones naturales, con lo que la piel se vuelve más fina y sensible.
La concienciación del cuidado de la piel, tanto en hombres como en mujeres, debe empezar en la adolescencia con los primeros cambios de la misma. Hasta ahora, todas las mujeres hemos recibido el típico discurso de nuestras madres, tías y abuelas de “tienes que cuidarte la piel” o “cuando llegues a mi edad vas a estar fatal”. Debemos acabar con esta concepción exclusivamente femenina y generacional e incluir a los hombres en esta ecuación. La concienciación del cuidado personal y estético en los hombres debe empezar ahora mismo.
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